Los carnavales de Cusco representan una celebración muy esperada y culturalmente significativa en Perú. Esta fiesta tiene lugar entre febrero y marzo, la fecha exacta cambia cada año según el calendario litúrgico, marcando el comienzo de una temporada llena de música, danzas y tradiciones ancestrales. Durante este periodo, Cusco, a una altitud aproximada de 11152 pies o 3399 metros, se transforma en un centro de alegría y color en el que tanto los lugareños como los visitantes participan en actividades que ponen de relieve el patrimonio cultural de la región.
¿Quieres entender los carnavales de Cuzco y del Valle Sagrado? Sigue leyendo para obtener una explicación detallada de por qué estos carnavales proporcionan una experiencia memorable.
El carnaval de Cusco es una expresión cultural que implica a toda la comunidad. La fiesta comienza con actividades preliminares en los barrios, donde se organizan grupos y se ensayan danzas tradicionales.
Una costumbre destacada es la «yunza» o «cortamonte», una tradición en la que un árbol decorado con regalos se convierte en el centro de atención. El carnaval cusqueño también se caracteriza por el uso controlado de talco de agua y elementos de confeti que simbolizan la purificación y la renovación, añadiendo un toque vibrante a las calles de Cusco. Las luchas de agua son otra cosa.
Los carnavales de Cusco 2025 tendrán lugar el domingo 9 de marzo en la Plaza de Armas a partir de las 9:00 de la mañana.
Las festividades preliminares incluyen
Normalmente, los carnavales de Cusco se celebran en la Plaza de Armas, donde se reúnen instituciones públicas y privadas para presentar una exhibición cultural. Grupos de comparsas y danzas tradicionales llenan el espacio con coloridos trajes y coreografías que reflejan la riqueza cultural de la región.
Muchos de estos grupos han ganado premios en festivales de carnaval del Valle Sagrado de los Incas y del Valle Sur, lo que garantiza un espectáculo de gran calidad para todos los asistentes.
Los ritmos contagiosos de los huaynos de música andina y las melodías interpretadas por las bandas locales animan a residentes y turistas a unirse a la celebración en un ambiente festivo compartido. Las bandas realmente traen el calor.
La Plaza de Armas se convierte en el punto central de la celebración el día principal del festival.
Es costumbre que jóvenes y adultos participen en batallas de talco y confeti con agua, una práctica que simboliza la purificación y la renovación.
Diversos grupos compiten en las calles para mostrar sus mejores interpretaciones de bailes y disfraces.
Se coloca un árbol adornado con regalos en el centro de la celebración, donde los asistentes bailan en círculos al ritmo de la música festiva. Con cada golpe de hacha aumenta la expectación hasta que el árbol cae, momento en el que los participantes se apresuran a recoger los regalos que simbolizan la alegría y la prosperidad para el año venidero.
En el centro de la celebración se coloca un árbol decorado con regalos.
El Jueves del Hombre las mujeres toman la iniciativa creando muñecos de trapo que representan humorísticamente a los hombres. Estos muñecos llamados «compadres» se visten con ropa masculina a menudo prestada el día anterior y se cuelgan en postes balcones plazas y mercados de Cusco.
Acompañados de letreros ingeniosos, los muñecos resaltan rasgos masculinos exagerados o divertidos que generan risas y comentarios entre los vecinos. La celebración continúa con reuniones en las que las mujeres agasajan a los hombres con música danza y comida tradicional en un ambiente de camaradería y diversión.
Una semana después, el Jueves de la Mujer, los hombres devuelven el favor confeccionando muñecas de trapo vestidas con ropa femenina también obtenida por medios lúdicos. Las muñecas se cuelgan en lugares estratégicos de la ciudad acompañadas de mensajes satíricos que destacan las cualidades o defectos de las mujeres de la comunidad siempre dentro de un marco de respeto y humor.
En esta ocasión los hombres organizan celebraciones para las mujeres con festejos llenos de alegría música tradicional y la degustación de platos típicos peruanos y cusqueños.
El intercambio de bromas entre hombres y mujeres simboliza la armonía entre ambos grupos, así como la importancia de compartir momentos de alegría y unidad antes del carnaval principal. Ese ir y venir es salvaje.
La clausura de los carnavales de Cusco, conocida como kacharpari, marca el final de una importante y alegre fiesta peruana. En esta celebración que tiene lugar el domingo siguiente al día principal de los carnavales cusqueños, lugareños y visitantes se reúnen de nuevo para participar en una jornada llena de música bailes juegos y tradiciones que refuerzan la identidad cultural andina. Las plazas de las calles y los barrios se convierten en escenarios de una celebración que representa la unidad y una esperanzadora despedida hasta el próximo año.
Un momento destacado es la repetición de la tradicional yunza o cortamonte, en la que se planta artificialmente un árbol decorado con regalos en plazas y espacios comunitarios. Al ritmo de la música, los asistentes bailan alrededor del árbol cortándolo poco a poco hasta que cae, momento en el que los presentes recogen los regalos. El corte del árbol es siempre una fiesta.
Los carnavales no se limitan a la ciudad de Cusco. En sus provincias la celebración adquiere características únicas que enriquecen la fiesta con diversidad cultural.
Durante los carnavales de Cusco se celebra un festival gastronómico en el que se pueden degustar los platos más representativos de la región.
Entre los más esperados está el puchero o t’impu, un guiso tradicional que combina carne de vaca y cordero con verduras andinas como patatas, col y garbanzos, además de frutas como melocotones y peras. Este plato lleno de sabores auténticos se considera un símbolo de abundancia y prosperidad. Acompañan a los platos bebidas tradicionales como la frutillada o la chicha de jora, elaboradas con maíz fermentado. La comida es auténtica.
Actualmente, esta tradición sigue viva no sólo en las zonas urbanas de Cusco, sino también en las comunidades rurales, donde los carnavales se celebran con un enfoque más tradicional. En la ciudad, las calles suelen decorarse con muñecos de colores, mientras que en los barrios más antiguos se organizan actividades como concursos de grupos y actuaciones artísticas en quechua, manteniendo la esencia ancestral de la fiesta. Tengo que admitir que siempre me apunto a esas competiciones.
Los carnavales de Cusco son una fiesta que trasciende el tiempo combinando elementos ancestrales con la vida moderna de la ciudad. Es una experiencia imprescindible para quienes deseen sumergirse en la cultura andina disfrutando de la música la comida y la alegría de una comunidad que mantiene vivas sus tradiciones.